El recibo de la luz ha bajado en marzo un 6% de media
respecto a febrero (tras nueve meses consecutivos al alza entre mayo de 2016 y
enero de 2017), pero cierra el primer trimestre de 2017 con una subida del 21%
en comparación con el mismo periodo de 2016. O lo que es lo mismo, el recibo
del primer trimestre se ha situado en 212 euros, frente a los 175 euros en el
mismo periodo del año anterior.
Todos somos conscientes de que el precio de los suministros
eléctricos supone un gran esfuerzo para la economía familiar. Por lo tanto, la
pregunta pertinente es: ¿cómo puedo ahorrar en la factura de la luz? A
continuación trataremos de dar una serie de consejos prácticos a seguir para
mantener a raya este gasto.
En primer lugar debemos ajustar la potencia de la luz.
Si tienes contratada una cantidad superior a la que necesitas estás encareciendo
de forma importante tu recibo de luz. Y es que cuanta más potencia contratas,
más cara te sale. Concretamente, alrededor de 50 euros al año por cada 1,15 Kw
de potencia. La potencia adecuada depende de cada consumidor, del número de
aparatos eléctricos y del uso que hagas de ellos. Pero si nunca te han saltado
los plomos, quizás tengas más potencia de la que necesitas.
El modelo de tarifa es otro aspecto importante. Las
compañías eléctricas ofrecen diferentes tarifas de luz. ¿Cuál es la más adecuada?
Depende de tus hábitos, del consumo y de la potencia contratada. A grandes
rasgos, existen dos tipos de tarifas: la tarifa regulada (marcada por el
Gobierno, la oferta y la demanda y las subastas) y la tarifa de mercado libre,
que es un precio fijo por Kw usado que te ofrecen las comercializadoras de
electricidad. Desde la Organización del Consumidor y del Usuario (OCU) indican
que hay ofertas del mercado libre que son mejores que las del mercado regulado,
y viceversa, por lo que te recomendamos analizar cada oferta y contratar
aquella que mejor se adapte a tus necesidades.
En relación a los hábitos de cada usuario, cabe señalar que
la mayoría de las tarifas ofertadas (tanto reguladas como libres) permiten la discriminación
horaria. Este tipo de tarifas hacen que pagues menos en concepto de peajes
por el consumo realizado las horas con menos demanda energética (desde 22 horas
hasta las 12 horas; o desde las 23 horas hasta las 13 horas en verano), a
cambio de pagar más si lo usas el resto del día. Si puedes permitirte
concentrar el 30% de la luz que consumes en horario valle, como se denomina a
este tramo, esta opción es muy interesante y puede hacer bajar la factura de la
luz considerablemente.
Obviamente, los aparatos en ‘stand by’ son un factor a
tener muy en cuenta. Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de
Energía (IDAE), este tipo de consumo pueden llegar a ocupar el entre el 7 y el
12% del total del gasto de luz. Porque aunque apagues la televisión o el
portátil, si el aparato en cuestión está enchufado, consume energía.
Por último, si tienes un margen económico suficiente, invierte
en electrodomésticos eficientes. Si bien es necesario un desembolso inicial
-puede que necesites pedir financiación externa a través de préstamos rápidos o de consumo-, la compra de electrodomésticos con una buena certificación
energética (A, A+ o A++) sale mucho más rentable a medio/largo plazo que el uso
continuo de aparatos con mala certificación (C, D o E).
Sin embargo, no podemos olvidarnos de los malos hábitos
y de los pequeños detalles: apaga siempre las luces cuando salgas de una
habitación y apaga la calefacción o el aire acondicionado cuando te vayas,
aunque solo sea “un momento”.
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