La publicidad de los bancos pintan la imagen de unos créditos muy beneficiosos para los clientes, todos son bondandes, y no hay nada malo, ni tan siquiera regular. Pero, ¿hasta que punto son ciertas estas informaciones interesadas? Hay que analizar detenidamente el producto, porque con frecuencia conlleva gastos ocultos, o al menos no explicados suficientemente.
Otro aspecto de distorsión son las comisiones, muchas de las cuales no son explicadas correctamente a sus demandantes. Incluso, las exigencias que hay que cumplir para que se acaten ciertas condiciones (suscribir seguros, planes de pensión, fondos de inversión, etc.). Y todo ello, con la cuestión que, en algunas ocasiones, los tipos de interés no son como nos habían contando, y lamentablemente habrá que pagar durante la duración de la línea de crédito.
Por todos y mil razones más, será más que conveniente que los usuarios bancarios lean, pero muy detenidamente, todas las cláusulas de contratación. Sino desean llevarse un sorpresa muy negativa, que les podrán costar muchos euros, demasiados, desde la formalización de su crédito.
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