Los usuarios deberán tener mucha precaución ante la solicitud de un pequeño crédito. Especialmente los desarrollados por plataformas financieras, que pueden conllevar intereses de hasta el 500%, incluso más. Han leído bien, siendo más propios de la usura que de una línea de financiación moderna y avanzada. Y lo peor es que son completamente legales, aunque no estén regulados por el banco emisor nacional.
Generalmente se aplican a pequeñas cantidades, entre 500 y 800 euros. Desarrollándose con menores exigencias en su tramitación, sin que haga falta la nómina u otros avales. Y que en función de estas variables incrementan de forma desmesurada los pagos que tienen que afrontar sus demandantes.
Incluso en caso de demorarse los pagos, incorporarán duras recargas, hasta triplicar o cuadriplicar el importe demandado. Es el peaje que exigirán a los usuarios por una concesión tan sencilla y rápida. A veces bajo una publicidad engañosa, al omitir ciertas informaciones.
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