Llega de nuevo otra temporada más, con propósitos para emprender nuevas actividades. Dejar de fumar, ahorrar más dinero… y en muchos casos la compra de un moto. Los jóvenes que opten por esta última opción, no tendrán más remedio que acudir a la ayuda de sus padres si quieren sufragar estos gastos. Pero si este no es el caso, deberán pedir un crédito al banco.
Comprar una moto tiene un coste económico entre 3.000 y 10.000 euros aproximadamente, en función del modelo elegido, y por supuesto de la marca comercial. Ante este escenario, los bancos tienen habilitada una línea de préstamos para atender esta necesidad de los clientes, y que se comercializa bajo unos productos muy especiales.
Son créditos que conceden hasta 25.000 euros, y que tienen como objetivo la compra de una moto, cualquiera que sea su cilindrada. Conlleva un plazo de amortización que oscila en un período que va desde 2 a 6 años, en los que sus demandantes responderán a través de un sistema de cuotas constantes todos los meses.
Los tipos de interés que aplican estos productos bancarios son más competitivos que en otros créditos, siempre por debajo de la barrera del 9%, y en el que hay la posibilidad de incluir un período de carencia, que dura entre seis y doce meses, para ayudar a los jóvenes a afrontar sus pagos, especialmente al inicio de su contratación.
Con respecto a las comisiones que generan estos créditos, no hay una norma definida, y todo depende de cada producto en cuestión. En caso de incluirlos, pueden alcanzar el 2%. Pueden ser de estudio, apertura, cancelación anticipada, etc. Normalmente están exentos de este pago y otros gastos administrativos.
Sin ser un crédito blando, se constituyen como una de las vías de financiación más favorables que tienen los particulares en estos momentos, debido a sus especiales condiciones de contratación, que son más suaves para sus demandantes, tanto en los pagos que realizan como en sus plazos, y que están habilitados por muchas entidades de crédito.
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