El
mayor problema que puedes encontrarte para demandar un pequeño crédito ante tu
entidad bancaria de toda la vida es que el
importe no esté contemplado en sus límites. Generalmente suelen ser más
expansivos, a partir de 2.000 euros. Esta característica te impedirá acceder a
la financiación, y como alternativa te llevará a buscarlo en las plataformas
financieras online, aunque asumiendo un tipo de interés mucho más exigente.
Para
evitar estas situaciones, los bancos han desarrollado unas líneas de crédito
desde 300 euros, sin que salgas desfavorecido por la operación. No en vano, son ofrecidos con intereses bajo márgenes razonablemente
aceptables para tus intereses, desde el 7% al 11%, y habitualmente sin
comisiones ni otros gastos en su gestión. Pero es conveniente que te informes
antes de solicitarlos, ya que algunos de sus formatos presentan costes por su
apertura. Incluso te exijan la domiciliación de la nómina, y hasta los
principales recibos domésticos (agua, luz, gas…).
Bajo condiciones más benévolas
Si
estas conforme con sus propuestas te vas a encontrar con muchas ventajas. Para
empezar, su concesión es más rápida, sin que tengas que aportar ninguna
documentación especial. Como consecuencia de ello, disponerlo en tu cuenta
corriente en no más de 1 a 3 días será toda una realidad, incluso desde los cajeros automáticos para agilizar el proceso. No
tendrás, por otra parte, que destinarlo a una finalidad en concreto, sino que
puedes emplearlo en lo que desees: gastos imprevistos, tapar un pequeño agujero,
o quizás renovar tu vestuario.
De
esta forma, evitarás pasar por procesos más dificultosos que te llevarán a
otras vías de financiación generadas desde canales ajenos al de las entidades
bancarias, incluso al apuro de pedírselo a familiares o amigos. Tu nivel de endeudamiento no se resentirá
excesivamente, tanto por los importes demandados, como por las propias
características de los préstamos.
Sea
cual fuese tu perfil como cliente tendrás acceso a estos productos bancarios, siempre que seas usuario de la entidad y no
estés incluido en una lista de morosos. Y por supuesto que puedas respaldar
la operación a través de tus ingresos regulares. Ya solamente te quedará elegir
el formato que mejor se adapte a tus necesidades, a través de las diferentes
variantes que presentan los bancos en estos momentos: bonificados,
preconcedidos, vinculados…
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