Si hay un producto financiero que
es especialmente necesario para las necesidades de los usuarios ese es sin
lugar a dudas la hipoteca. Así se constata tras los últimos datos publicados
por el Instituto Nacional de Estadística (INE) con respecto al mes de junio, en
el que se indica que el número de hipotecas constituidas sobre viviendas ha
sido de 28.724, lo que representa un 34,2 % más que en el año pasado. Se trata
de una línea de crédito que cuenta diversas modalidades de contratación y por
tanto no es extraño que buena parte de los usuarios bancarios se pregunten cuál
es la hipoteca perfecta para contratar.
Una parte muy importante de este
análisis debe ir dirigida a un mayor ahorro de dinero durante su vencimiento.
Pero no exclusivamente, sino que habrá que atender otros aspectos de especial
relevancia, como por ejemplo la evolución del mercado inmobiliario en los
próximos años. En este sentido, no puede olvidarse que se trata de una
financiación que puede alcanzar hasta los 40 años en su duración. Motivo más
que suficiente como para verificar cuáles son los aspectos más relevantes en su
contratación. Cualquier fallo en los cálculos supondrá muchos miles de euros al
finalizar el contrato.
Hipoteca perfecta: exenta de comisiones
Desde luego que si se desea
suscribir el mejor crédito para la adquisición de una vivienda la primera
característica que no debe faltar es que esté libre de cualquier clase de
comisiones o gastos en su gestión o mantenimiento. No en vano, si cumple con
este importante requerimiento los titulares estarán en condiciones en ahorrarse
en hasta un 2 % sobre el importe demandado.
Otro de los factores que no deben
faltar en la elección de este producto financiero es que conlleve un tipo de
interés realmente competitivo. Esto en la práctica significa que en estos
momentos aporte un tipo de interés variable por debajo del 1,50 %. Como
consecuencia del nivel tan bajo en que se encuentran los principales índices de
referencia al que están vinculadas las hipotecas y uno de los más
representativos es el Euríbor. En cualquier caso, conviene apurar el precio que
debe pagarse por su formalización ya que el escenario es muy positivo para los intereses
de los demandantes de este producto.
Con plazos de amortización no muy altos
Si los ingresos derivados del
trabajo lo permiten, es muy buena idea optar por estrechar el plazo de
amortización. ¿Qué tal en 20 o 30 años, por ejemplo? Bien es cierto que con
estos periodos de permanencia las cuotas mensuales serán más elevadas que en
plazos más altos. Pero merecerá realmente la pena ya que será mucho el dinero
que se ahorre en intereses. Una diferencia de cinco años en un préstamo de
150.000 puede implicar un desfase de casi 20.000 euros por este concepto y en
función del tipo de interés que aplicará la entidad bancaria.
Por otra parte, tampoco conviene
olvidarse que la hipoteca que vaya a contratarse no contemple ningún nivel de
vinculación con otros productos financieros (seguros, planes de pensión o programas
de ahorro entre algunos de los más relevantes). Si bien esta estrategia
comercial desarrollada por parte de los bancos puede ayudar a reducir el
diferencial de los intereses, no menos cierto es que puede generar un gasto
adicional hasta su vencimiento. Hasta el punto de pagar más dinero del
estrictamente necesario y poner en duda el nivel de endeudamiento de cara a los
próximos años.
Por último, también es para
destacar que ni se incluya ninguna cláusula abusiva que encarezca el producto
durante muchos, quizás excesivos años. Una de las más habituales hasta hace
unos pocos años es la denominada como suelo y que impide que los titulares se
beneficien de una favorable evolución de los tipos de interés variable, como
por ejemplo el índice de referencia europeo, Euríbor. Si al final se consiguen
sortear todos estos inconvenientes con toda seguridad que se estará ante la
hipoteca perfecta para todos los usuarios.
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