Uno de los problemas que tienen
los inversores es conseguir un producto financiero que mantenga una
rentabilidad superior a la generada por el encarecimiento de la vida. Para que
de esta manera el valor del dinero no se vaya depreciando año tras año. En este
sentido, no será muy complicado llevar a cabo esta estrategia ya que la tasa de
variación anual del IPC (índice de precios al consumo) en el mes de diciembre ha
sido del 1,1 %, seis décimas inferior a la registrada el mes anterior. En el
caso de los precios de consumo armonizado (IPCA) se eleva al 1,2 %, según los
datos facilitados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Si se desean superar esos
márgenes en los retornos sobre los ahorros desde planteamientos en la inversión
más seguros no habrá ningún problema para alcanzarlos. Incluso holgadamente desde
una solución en la inversión con mayor riesgo. Como respuesta a la poca
remuneración que proporcionan los productos bancarios más tradicionales
(depósitos a plazo, pagarés o cuentas de alta remuneración) que raramente
sobrepasan el nivel del 0,5 %. Como consecuencia de la política monetaria del
Banco Central Europeo (BCE) de abaratar el precio del dinero y que ha llevado a
que este no tenga prácticamente valor en estos momentos.
Una de las opciones más claras
para conseguir los objetivos planteados se materializa a través de los
dividendos. En donde la retribución media de la bolsa española es del 3,7 %,
una de las más altas de la renta variable europea. Con valores, como por
ejemplo Endesa y Enagás que superan con suficiencia niveles del 6 %. En
cualquier caso, se trata de un modelo de inversión que casi cuadriplica el
encarecimiento de la vida. Por medio de un pago fijo y garantizado todos los
años y con la posibilidad de elegir entre una amplia gama de empresas que
reparten esta retribución entre los accionistas.
La inversión en bolsa es otro de
las alternativas para mejorar la subida de precios. En este sentido, el Ibex 35
se apuntó en 2017 un alza del 7 %. Aunque por debajo de otros índices del viejo
continente, como el CAC 40 (10 %) o el Dax germano (12 %). Aunque se trata de un
rendimiento que en ningún caso está asegurado ya que incluso puede generar un
retorno negativo en algunos años. De todas formas, las perspectivas para 2018
desde el departamento de análisis de Bankinter son positivas para el índice
selectivo de la bolsa española. Contempla un precio objetivo de 11.751
puntos, lo que implica un potencial de revalorización del 15,6 % en este
periodo. Mientras que las previsiones para el Eurostoxx 50 son aún más altas,
del 20,7 %. Y del 18,5 % para la inversión en Estados Unidos, con un alza del 18,5 % en el S&P
500 desde los niveles de cotización de finales de 2017.
A medio y largo plazo, los fondos
de inversión es el instrumento más eficaz para mejorar sustancialmente la
devaluación del precio del dinero. Este producto financiero en su conjunto ha
mostrado una apreciación del 2,95 % durante los cinco últimos años, según los
datos proporcionados por la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva
y Fondos de Pensión. En todos los plazos el retorno es positivo: 10 años (1,84
%), 20 años (2,04 %) y 25 años (3,26 %). Por encima de los actuales niveles de
inflación.
En donde incluso algunos de sus
modelos más relevantes han superado estos márgenes durante este periodo. Son
los fondos de renta variable internacional en Estados Unidos, Japón y globales
los más proclives a liderar estas alzas, con el 13,82 %, 12,97 % y 10,80 %, respectivamente.
Por lo que respecta a los fondos garantizados también han mantenido una
evolución expansiva en los últimos cinco años. Tanto en lo que respecta al
rendimiento fijo (1,65 %) como al variable (2,24 %).
En estos productos para la inversión,
tan solo los monetarios y los basados en renta fija europea a corto plazo se
han mostrado en terreno negativo o cuando menos por debajo de los actuales
niveles de inflación. Para plazos de permanencia de entre 1 y 10 años y vuelven
a ser rentables en permanencias superiores a 20 años.
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