En el momento
de plantearse una inversión será muy importante contar con la liquidez que aportan
los diferentes productos financieros. No es lo mismo disponer los ahorros a los
pocos minutos de cerrar una operación que esperar un par de meses. Esta es la
diferencia que se aprecia, por ejemplo, entre la compra y venta de acciones en
bolsa y la comercialización de un inmueble. Hasta el punto que puede originarse
algún que otro desajuste en las cuentas personales. Será un factor que habrá
que tenerlo en cuenta en función de las características del propio inversor. En
donde primará su necesidad para afrontar gastos de forma inmediata o incluso para
seguir invirtiéndolo.
No todos los
productos financieros cumplen con el mismo calendario en la restitución del
capital invertido y sus correspondientes intereses. Suele variar desde unas
pocas horas a una demora de entre 1 y 3 días. En cualquier caso, será de
especial relevancia su conocimiento para que no haya ninguna sorpresa por el
camino. Sobre todo para planificar los gastos de cualquier economía doméstica
con mayor eficacia. Para que de esta manera los inversores opten por el modelo
que mejor se amolda a su perfil. Dentro de una amplia ventanas de liquidez que
exponemos a continuación.
Bolsa: liquidez inmediata a cuenta
Si lo que
desea el usuario es tener el dinero rápidamente en la cuenta corriente la mejor
solución pasa por la inversión en bolsa. Dispondrá del efectivo a los pocos
minutos de haber mandado la orden de venta a los mercados financieros. De forma
que incluso podrá destinarse este recurso monetario a otras operaciones para
seguir rentabilizando el patrimonio. Esta inversión permite que pueda comprarse
y venderse acciones en tiempo real varias
veces durante la misma sesión bursátil. Se trata de uno de los productos más
líquidos del mercado, aunque a costa de asumir más riesgos.
No
obstante, puede pasar que en los valores de pequeña capitalización haya ciertos
problemas para ajustar los precios de salida. Con el riesgo evidente de
quedarse enganchado en el valor durante un periodo de tiempo más o menos
amplio. También en los productos de mayor riesgo (warrants, derivados o ventas
a crédito) la liquidez es máxima. En todos los casos existen posiciones para
vender a precio de mercado a lo largo del horario de contratación. Pero
con la dificultad de que no se desarrollen conforme con las expectativas
creadas.
Fondos, a esperar más de un día
Un
modelo intermedio para disponer de las aportaciones económicas son los fondos
de inversión. Este movimiento no es inmediato, sino que por el contrario habrá
que esperar entre uno a tres días para cargarlo a cuenta. No puede olvidarse
que es necesario liquidar la operación y este es un proceso que suele tardar
más tiempo que las ventas en bolsa. Algo similar ocurre con los ETFs ya que
necesitan de una liquidación muy parecida. Las ventas se finiquitarán,
mediante un abono en la cuenta de valores del partícipe, en un plazo de tiempo
que se sitúa en medio de la compra de acciones y los fondos de inversión.
Normalmente en no más de veinticuatro horas desde la decisión de abandonar los
mercados financieros.
Los depósitos a plazo, por su
parte, permiten recuperar el dinero de una forma casi inmediata a su
vencimiento. Sin tener que formalizar ninguna orden de venta ya que los plazos
estarán predeterminados desde su contratación. No obstante, si no se respeta el
proceso la operación se ralentiza levemente y en la mayoría de los casos con la
obligación de abonar una comisión de reembolso de entre el 1 % y 3 % sobre el
capital invertido.
Demoras en las ventas de pisos
La compra de bienes inmobiliarios
puede ser la más rentable de todas las inversiones. Adquirir una casa ofrece una
rentabilidad superior al de otros activos financieros. Incluso para ponerla en
alquiler, con un rendimiento anual en 2017 del 5,7 %, según el índice
inmobiliario Fotocasa. Con un incremento en la tasa de interés del 5 % desde
2014. De todas formas, la liquidez de esta alternativa a la inversión es menor
que en los productos financieros anteriormente mencionados. Fundamentalmente
porque requerirá de un proceso de comercialización que perfectamente puede
alcanzar varios meses, más allá del beneficio de la operación.
Buscar un comprador, preparar la
documentación y demandar los servicios profesionales de un notario serán
algunas de las gestiones a realizar. Hasta el punto que es muy habitual que los
vendedores esperen una media de tres meses hasta que tengan su dinero en la
cuenta corriente. Así se pone de manifiesto tras los últimos datos
proporcionados por Tinsa, en lo que se constata que el plazo de venta en Madrid
se ha reducido a finales de 2017 a los 2,8 meses.
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