Los pagarés de empresa pasan por
ser uno de los productos más desconocidos de la renta fija privada. No porque
estén alejados de las intenciones de los inversores. Sino porque no contemplan
un periodo fijo en su emisión ya que pueden salir al mercado en cualquier
momento y en función de las necesidades de financiación por parte de las
empresas. A cambio los receptores de estas propuestas reciben una rentabilidad
por el dinero prestado. Son activos con rendimiento implícito emitidos al
descuento. El vencimiento es a corto plazo, y abarcan
desde tan solo unos pocos días y hasta 24 meses aproximadamente, los periodos
de contratación más habituales son de seis, doce y hasta 16 meses. Esta particularidad
beneficia a sus demandantes que puedan ajustarse a los plazos más deseados en
función de su necesidad de liquidez.
En cualquier caso, es un modelo
de inversión más delicado que los restantes debido a sus especiales
características. En donde la solvencia de las empresas emisoras de este
producto financiero desempeña un papel muy relevante para su formalización.
Entre otras razones, porque si estas quiebran se perderá el dinero invertido ya
que no se garantiza ninguna cantidad. Tal y como ocurre con las imposiciones a
plazo en las que están cubiertas hasta 100.000 euros por depósito y titular a
través del Fondo de Garantías de Depósitos. Por este motivo es muy importante
analizar la situación financiera del emisor del pagaré para no llevarse ninguna
sorpresa antes de que llegue su vencimiento. Por el contrario, su mayor
garantía reside en la posible solvencia y garantía patrimonial de sus emisores.
Se requiere una rentabilidad que
esté por encima de la generada por las inversiones sin riesgo. El mayor
problema reside más en las pequeñas y medianas empresas que en las grandes. El
motivo se debe a que no hay una calificación independiente sobre su solvencia
financiera, tal y como ocurre con las de mayor capitalización o que cotizan
regularmente en los mercados de bolsa. Para evitar cualquier clase de
incidencias con este producto financiero será necesario que su emisión esté
inscrita en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Si no fuera
así, no habrá remedio que desconfiar como principal medida de prevención.
No hay un perfil definido sobre
el perfil que presentan las empresas que emiten los pagarés. No en banco pueden
estar presentes líneas de negocio de muy baja capitalización a las cotizadas en
el índice selectivo de la renta variable española, Ibex 35. En este último
grupo, son precisamente las constructoras las que mayoritariamente se decantan
por la emisión de esta clase de títulos. Algunas de las cotizadas que han
lanzado un producto de estas características son ACS, Acciona, OHL o Sacyr. Con
distintas rentabilidades en dependencia de sus emisiones, aunque procedan de la
misma empresa.
Llegados a este punto se puede
llegar a la disyuntiva sobre es mejor invertir sobre sus acciones a precio de
mercado o por el contrario a través de un importe pactado y fijo antes de su
contratación. Es decir que para llegar a la posiciones de estas empresas, no
solamente puede llegarse por medio de la renta variable, sino también de la
fija privada. No obstante, uno de sus mayores riesgos reside en el hecho de que
sea necesaria su cancelación anticipada ya que las ventas deben formalizarse
obligatoriamente en el mercado secundario. Con muy poca liquidez, y con el
peligro de perder parte del capital invertido.
Con respecto al interés que
proporcionan estos pagarés no hay una uniformidad en las propuestas que ofrecen
las empresas. Sino que por el contrario, el incremento de la rentabilidad va en
consonancia con el riesgo que asume el usuario con su suscripción. De esta
forma, los títulos con mayor riesgo pueden llegar a pagar un interés cercano al
8 %. Mientras que si no esté presente esta característica, lo habitual es que
descienda hasta situarse en una franja que va del 3 % al 5 %. Estas diferencias
tan amplias, en casi cinco puntos porcentuales, están originadas como
consecuencia del precio que deberá asumirse por un incremento del riesgo. En
donde una mayor exposición irá acompañada por un interés anual más atractivo y
que ningún producto de renta fija ofrece en estos momentos.
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