El
calendario del contribuyente es un documento que recoge las fechas límite de
pago de impuestos en España tanto a nivel estatal como comunitario. Hay muchos
tipos de impuestos, todos existentes según una serie de realidades fiscales
cuya tributación hay que asumir.
El
panorama no es sencillo y, tal y como indica el comparador financiero y de minicréditos inmediatos WannaCash.es,
si emprendemos cualquier tipo de actividad económica, conviene que nos
informemos a fondo en sitios web especializados o solicitemos la ayuda de
asesores financieros expertos que nos puedan explicar la gestión, o incluso
hacerla ellos mismos. Es tan importante estudiar el procedimiento del pago de
impuestos a Hacienda como el de los créditos solicitados al banco o el del pago
de facturas.
¿Qué
sucede si no hacemos bien el pago periódico y tal vez nos despistemos con la
fecha límite? Es posible que haya una penalización, pero en general el castigo
no es en absoluto extremo o inasumible. Si algo comprende, a pesar de todo, la
Agencia Tributaria es que somos humanos y no es sencillo asimilar conceptos
teóricos sobre economía del Estado en poco tiempo, más aún si somos novatos y
carecemos de experiencia. Sin embargo, hay personas que defraudan a Hacienda
para acaparar mayores beneficios y con pleno conocimiento de causa. Esas
personas están cometiendo un delito fiscal.
Un
delito fiscal es la acción de defraudar de manera consciente a Hacienda
mediante la omisión del pago tributario que corresponde a la persona implicada.
La infracción cometida es grave si alcanza la categoría de delito y, por
lo tanto, el castigo es mayor. En España esta cuestión está regulada por el
Código Penal, en concreto el título XIV del Libro II: Delitos contra la
Hacienda Pública y contra la Seguridad Social (art. 305 a 310), y la gravedad
de la pena es directamente proporcional a la gravedad de la defraudación.
Aunque
existen otros delitos relacionados con la economía, como incumplimiento
de contratos con empresas y servicios o fraude de facturaciones, este delito es
especialmente grave porque transgrede la banca pública, es decir, el dinero de
todos. Y todos somos conscientes de que los impuestos pagan los servicios
básicos de la sanidad, la educación y otras prestaciones importantes. Por lo
tanto, protegen la Seguridad Social y, con ella, la columna vertebral de lo que
debería ser un estado democrático que proteja a sus ciudadanos de la exclusión
económica y social.
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