Cuando
se accede a un préstamo personal, normalmente se hace con la seguridad de poder
devolver la deuda en las cuotas establecidas por contrato. Sin embargo, en
tiempos de recesión económica es habitual sufrir cambios repentinos en tu
situación financiera e incluso vivir circunstancias inesperadas, como un
despido. Por lo tanto, ¿qué pasa en caso de que se incurra en el impago de minicréditos, créditos
personales o hipotecarios?
Dejar
de pagar un préstamo, sea del tipo que sea, puede ocasionarte graves problemas.
De hecho, en cualquier previsión o planificación económica personal, el pago
del préstamo debe ser prioritario. ¿Por qué? Principalmente porque, aunque
dejar de pagar puede parecer una solución a corto plazo, solo agravará y
empeorará tu situación financiera.
Por
ello, si no puedes hacer frente al pago del préstamo, el comparador financiero
WannaCash.es recomienda hablar con el banco o entidad privada que te lo
ha concedido y explicarle detalladamente cuál es tu situación. De esta manera
podréis encontrar una solución beneficiosa para ambos, puesto que las entidades
de crédito prefieren cobrar tarde que tener un cliente moroso con el que se
vean obligadas a abrir procedimientos judiciales.
En el
caso de que decidas no pagar -cosa que desaconsejamos rotundamente- se iniciará
un proceso que incrementará la deuda paulatinamente y que, si se demora en el
tiempo, puede acarrear la pérdida de bienes presentes y futuros. Estos son los
plazos con los que trabajan las entidades crediticias:
- En
cuanto dejes de pagar la primera cuota, te cobrarán intereses de demora,
que son bastante superiores a los intereses ordinarios. Además, por regla
general, te aplicarán la denominada comisión por “reclamación de posiciones
deudoras”, cuyo coste oscila entre los 30 y los 45 euros. Intereses que se
acumulan a tu deuda original.
- En
el caso de que acumules un segundo impago, la entidad en cuestión
valorará inscribir tus datos personales en los ficheros de morosos (tales como
ASNEF, Badexcug o RAI), por lo que dificultará e impedirá -en algunos casos-
que puedas volver a obtener financiación en un futuro.
-
Entre el tercer y sexto impago, y en caso de no llegar a ningún tipo de
acuerdo con el banco o entidad, se iniciará una reclamación judicial.
Una
vez se cumplan estos plazos, las consecuencias variarán según el importe y el
tipo de préstamo solicitado. En caso de que se trate de un minicrédito cuyo
valor no sobrepase los mil euros, es probable que la entidad no entre en
acciones judiciales, evitando de esta manera los gastos derivados. Pero no
olvides que deberás más dinero cada día que pase.
Si
contrataste un préstamo personal -o de consumo-, significa que pusiste de
garantía todos tus bienes presentes y futuros y, por lo tanto, ante un caso de
impago prolongado el juez podría embargar los bienes necesarios para cubrir
toda la deuda (como por ejemplo parte de tu nómina, pensión, cuenta bancaria,
coche o vivienda).
En el
caso de que contrataras un préstamo hipotecario, la entidad solicitará la
ejecución de la hipoteca y tendrás un plazo más amplio (generalmente un año)
para pagar la deuda contraída. Si no abonaras dicha cantidad en el plazo
establecido, perderías cualquier derecho como propietario y la casa entraría en
un proceso de subasta.
En
definitiva, no dejes de pagar un préstamo como solución ante un problema de
liquidez económica, puesto que puede ser el desencadenante de problemas mucho
peores. Y, sobre todo, no solicites un crédito sin tener la seguridad de que
podrás devolverlo.
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