Están basadas en la idea de poder
llevar el control y administrarlas desde cualquier lugar, desde la comodidad de
casa, hasta el lugar de trabajo, e incluso gestionarla
desde la playa por medio de los ordenadores portátiles y, que permiten a
sus titulares no tener que hacer ningún desembolso en concepto de comisiones de mantenimiento ni administración, así como la
posibilidad de poderlas cancelar en cualquier momento, sin penalizaciones de
cualquier clase.
.
Su remuneración es mayor que en las cuentas llamadas
tradicionales, entre medio y un punto más, situándose
su rentabilidad entre el 1,25% y 2,10%, pero no obstante se pueden
encontrar en el mercado algunas propuestas que las elevan hasta el 3% o 4%,
aunque para ello haya que incrementar el saldo mensual o que sean
válidas exclusivamente para unos meses, configuradas en promociones para nuevos
clientes.
La mayoría de
bancos y cajas de ahorro incluyen una cuenta con estas características –ganando
de esta forma terreno a las clásicas- que pueden ser suscritas por cualquier
usuario, aunque ciertas modalidades estén destinadas exclusivamente a los clientes de entre 16 y 30 años o para
usuarios que vayan a contratar una vivienda y, en las que cada entidad emisora
trata de añadir su propio sello de identidad a través de alguna singularidad
que las diferencie de las que propone la competencia.
En efecto, casi
todos los bancos ofrecen hoy en día alguna cuenta corriente que se pueden
contratar por este medio tecnológico, aunque sus prestaciones son las mismas de
siempre, con ligeras variaciones que las permiten conformar una oferta más
plural de cara a los usuarios. Entre sus operaciones no se incluyen algunas
operaciones elementales en otros productos de ahorro, pero a cambio se pueden
realizar otros movimientos bancarios como consultas
de saldos o pagos de facturas o cuentas.
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