En el
último año, el 11% de las familias españolas tuvo dificultades para afrontar el
pago de la hipoteca o de su alquiler, según Amnistía Internacional. Por ello,
son muchas las personas que buscan soluciones alternativas que les permitan
afrontar las cuotas de su hipoteca, como solicitar un periodo de carencia,
pero… ¿qué es? ¿Qué implica? ¿Qué desventajas tiene para el hipotecado? ¿Existe
otra alternativa? El comparador financiero y de minicréditos WannaCash.es
lo analiza a continuación.
Desgraciadamente
es un problema muy común, sobre todo en los últimos años de crisis económica:
firmas un préstamo pensando que tu situación económica será estable a
corto/medio plazo, pero ahora te resulta imposible acometer el pago de la cuota
mensual de la hipoteca. En estos casos, existe una solución: solicitar la carencia de la hipoteca,
que consiste en rebajar mensualidades durante un tiempo determinado
-normalmente dos años-, en el que generalmente solo se paga la parte
correspondiente a los intereses del préstamo.
Gracias
a esta carencia, la cuota mensual puede abaratarse muchísimo, llegando a pagar
incluso la mitad de lo se pagaba porque solo
se pagan intereses, pero no se amortiza capital. Es por ello que durante el
periodo que dura la carencia pagas al banco, pero en ningún caso reduces la
deuda que tienes con este. De hecho, cuando pase este periodo -que se puede
prolongar hasta cinco años, según el banco-, seguirás debiendo el mismo dinero
que hoy, a pesar de haber estado pagando durante todos estos meses.
¿Todos
pueden acceder a una carencia? No, aunque siempre se recomienda negociar con tu
banco la posibilidad y analizar los términos y condiciones de la misma. Lo
cierto es que el mercado hipotecario es muy complejo y resulta difícil
establecer condiciones genéricas: algunas entidades bancarias únicamente ofrecen
unos meses de carencia, otras más de cinco años y, en ocasiones, ni siquiera
dan dicha opción al cliente. ¿Por qué motivos pueden rechazarte una carencia?
Entre otros motivos, por tener una
situación económica delicada y sin previsión de mejoría y/o por tener
todavía un elevado porcentaje de la hipoteca sin pagar.
En
cuanto a las desventajas que tiene aplicar una carencia a tu hipoteca
encontramos el obvio encarecimiento del precio de la hipoteca (en torno al 6%
en una hipoteca media en España según el INE: 100.000 euros, con un interés
cercano al 3,5% y a devolver en 21 años). Por otro lado, para pedir una
carencia es obligatorio realizar una novación hipotecaria, lo que encarecería el precio final a pagar en un
1% aproximadamente. Además, el banco puede aumentar el interés a aplicar o
incluso obligarte a contratar productos vinculados, a modo de seguro de
protección de pagos.
¿Hay
alguna otra alternativa? Sí, puesto que se puede alargar el plazo del préstamo.
De hecho, ampliar el periodo de amortización a 10 años de una hipoteca media en
España provocaría una disminución de la
cuota de aproximadamente en un 20%. Eso sí, realizar esta operación no es
gratis: pagaríamos al banco cerca de un 50% más de intereses.
En
definitiva, valora tu situación económica, tus posibilidades y negocia con tu banco. La carencia de la
hipoteca es una solución puntual ante problemas económicos que nos impiden
pagar la cuota, pero de ninguna manera podemos utilizarla por defecto y de
manera irresponsable.
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