Esta modalidad crediticia
incorpora como principal ventaja en su contratación el que no se cobran
intereses ni comisiones, con la posibilidad de recibir hasta 10.000 euros, que se pueden devolver en un plazo que oscila entre
1 y 5 años y, cuyos destinatarios son aquellas personas que presenten algún grado
de minusvalía, aunque en algunos casos concretos incluso se amplían a los
titulares con una persona con discapacidad a su cargo.
Los préstamos para discapacitados son la última novedad
que han lanzado los bancos y cajas de ahorro para ofrecer una vía de
financiación, en este caso especial, para las personas que presenten algún
grado de minusvalía y que están perfectamente
diferenciados de los créditos sociales que están preparados para otro tipo de
destinatarios más amplios. Por el momento las entidades que se han
decantado por comercializar este producto son pocas si se comparan con otros
modelos en los préstamos.
Esta oferta se caracteriza principalmente porque son
créditos que no generan ningún tipo de
intereses para sus suscriptores, es decir 0%, adelantando a los titulares
entre 3.000 y 10.000 euros de una sola vez, con un plazo de amortización que
oscila entre 1 y 5 años, en función del producto contratado. Igualmente tienen
la ventaja de que no contemplan comisiones en su suscripción por lo que se
constituyen en una de las modalidades crediticias más interesantes a la hora de
contratarla ya que se equipara o incluso mejora la de otros créditos sociales.
Generalmente sirven para mejorar la calidad de vida de
sus demandantes a través de prótesis, gafas, etc., pero también para la
adaptación o reforma de su vivienda o tratamientos médicos que guarden relación
con su discapacidad. Otra singularidad que presentan es que en algunos casos es
igualmente válido para titulares con una persona con discapacidad a su cargo.
Para concederlos las entidades emisoras exigen la presentación de un certificado de discapacidad superior al 33%.
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