Estas tarjetas no están al
alcance de todos los clientes. Sino que por contrario, solamente son los más selectos los que pueden operar con ellas.
Constituirse como cliente preferente, tener una cuenta más que saneada y
demandar servicios más exclusivos son los requisitos básicos que se necesitan
para acceder a una de las tarjetas de corte elitista con las que cuentan los
bancos para satisfacer las necesidades de los usuarios más exigentes.
Estos “plásticos” exclusivos se
caracterizan, porque a sus habituales prestaciones, se les unen otras con
mayores privilegios, aportando un signo de distinción a quien la incluya en su
tarjeta. Para empezar, ofrecen una línea
de crédito permanente, y más expansiva, que incluso puede llegar hasta
100.000 euros. Y a lo que se añade toda una serie de seguros (asistencia en
viajes y accidentes, principalmente), con mayores coberturas y prestaciones
para que sus titulares se sientan más protegidos ante posibles contingencias, y
sin que tengan que aportar ningún desembolso económico.
Pero no quedan ahí todos sus
servicios, ya que por si algo se distingue estas tarjetas es porque dan un
toque de exclusividad. Esto es así porque aportan
programas muy selectivos en donde predominan el lujo en sus rendimientos:
hoteles, viajes, packs turísticos y
hasta complementos para el ocio. Y que pueden obtenerse con interesantes
bonificaciones sobre sus precios originales.
Son tarjetas inalcanzables para
gran parte de la población, aunque para otros clientes les supone una
herramienta muy propicia para continuar con su nivel de vida. Les delata como un segmento social de alto
poder adquisitivo. No en vano, solamente ellos pueden acceder a todos sus
servicios, aun a costa de asumir un coste de emisión y mantenimiento más
elevado con respecto a los restantes medios de pago, entre 50 y 100 euros
anuales aproximadamente. Es el precio, en definitiva, que tienen que asumir por
disfrutar este producto bancario en toda su intensidad.
Formatos de pago para los clientes más
exigentes y exclusivos
De
entre todas las tarjetas, solamente unas pocas están destinadas a los mejores
clientes de la entidad, presentando unas características muy definidas, y en
donde se proporcionan todo tipo de modelos para ser suscritos y para mantener
su elevado poder adquisitivo. Caja Laboral es una de las entidades que asume
esta función al presentar la “Visa Oro”, una tarjeta de crédito mensual,
con el mismo funcionamiento que la clásica, pero con mayores prestaciones en límites y seguros, y que aporta mayor
cobertura y prestigio a sus titulares. Ibercaja no se desvía de estas
directrices al elegir la “Mastercard
Platinum” como ejemplo para satisfacer estas necesidades. Incluye un mayor
crédito y amplias coberturas en los seguros asociados, entre las propuestas más
valoradas. Y sin que falten otras ventajas adicionales y promociones especiales para sus titulares.
Siguiendo con esta tendencia comercial, todas las tarjetas “Prestigio”
de Ibercaja (Visa Oro, Visa Clase Oro y Mastercard Platinum), presentan
interesantes valores añadidos que acompañan a cada uno de estos “plásticos”,
como por ejemplo, líneas de crédito más exigentes para financiar las compras y una serie de descuentos en sus visitas a los centros
invernales de la geografía española. Con la tarjeta “Visa Oro”
de Unicaja se ofrece también el privilegio de un servicio superior: límites de
gastos más altos y mejores prestaciones en cualquier parte del mundo, además de
seguros con mayores coberturas.
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