Una gran cantidad de jóvenes universitarios se inclinan,
año tras año, por realizar un máster como fórmula para completar y potenciar
sus estudios universitarios, y les ayude a encontrar una salida laboral satisfactoria.
No obstante, el primer problema que se encuentran estas personas para
desarrollar esta actividad académica es el alto coste económico que tienen los
cursos. Aunque existen importantes diferencias entre ellos, según los datos del
Ministerio de Educación, el precio medio
está por encima de 3.000 euros, y que en algunos casos pueden incluso elevarse
hasta más de 20.000 si se realiza en centros de afamada reputación.
Las elevadas cantidades que hay que abonar por cursar un
master oficial inciden en que muchos jóvenes
tengan que demandar un crédito para afrontar este gasto que está destinado
a ampliar su formación. Otros, por el contrario, tienen más suerte y disponen
de los ahorros necesarios para matricularse, y hasta más de uno cuenta con la
ayuda inestimable de sus padres para que se encarguen de financiarlo.
Al no tratarse de unos importes demasiados asequibles
para buena parte de los solicitantes, no es extraño que al final se decanten
por pedir un préstamo a su banco, aún a riesgo de endeudarse para los próximos
años. Para ello cuentan con una de las ofertas más completas y desarrolladas
por parte del mercado bancario español, en la que prácticamente todas las entidades cuentan con un producto que cumple
con estas características. Y también con unas condiciones ligeramente
favorables con respecto a las que aportan otras vías de financiación más
generales.
¿En qué consiste
esta vía de financiación?
En contra de
lo que pudiese parecer inicialmente, estos créditos para la formación no son “blandos”,
ni muchos menos; sino que se rigen por criterios tradicionales en la
financiación por parte de los bancos. En este caso, aplican un interés que se mueve en una amplia horquilla que va del 7%
al 11%. Pero puede que los gastos se incrementen aún más con la
incorporación de una serie de comisiones, que podrían alcanzar el 2%. No
obstante, presentan otras muchas ventajas para sus demandantes, como por
ejemplo, períodos de carencia, amortización más rápida y menor número de
comisiones.
En cualquier caso, anticipan
hasta 60.000 euros como máximo, aunque la media que genera el sector
bancario está establecida entre 15.000 y 25.000 euros, cantidad más que suficiente
para afrontar los gastos de estos cursos para universitarios. Y con un plazo de
amortización que tiene su exponente máximo en los 10 años, aunque debido a la
gran variedad de propuestas puede acortarse sensiblemente, hasta la mitad
prácticamente, contando también con un período de carencia de entre 1 y 2 años.
El acceso a estos productos para la financiación está más
abierto a sus demandantes, que solamente deberán mencionar el centro que emite
estos cursos y, por supuesto, respondiendo con una capacidad económica contrastada para responder del crédito, que en
muchos de los casos procederá de los propios padres de los alumnos. Una vez
admitida la solicitud, el proceso se desarrollará rápidamente y el solicitante
dispondrá del importe en su cuenta corriente para sufragar los gastos sin
demoras en el tiempo.
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