Una
de las mayores novedades que presenta en estos momentos el sector de la
financiación privada procede de los pequeños préstamos que no exigen nómina, ni
aval para su concesión. Conceden entre 50 y 3.000 euros, con unas condiciones
muy ventajosas que te hará irresistible aceptar la oferta. No en vano, son
muchos los usuarios que acuden a estos productos para financiarse, ante la
negativa de algunos bancos por no ser portadores de esta vinculación. Pero no
creas que tendrás la batalla ganada, ni mucho menos, porque probablemente te demanden otras condiciones
para contratar tu próximo préstamo.
Vincúlate más con tu banco
Una
de las estrategias más habituales para acceder a estas propuestas consiste en ser cliente de la entidad bancaria y
disponer de una tarjeta de débito, con la que puedas retirar la pequeña
cantidad demandada desde los cajeros automáticos. Es una técnica empleada por
los bancos con cierta frecuencia, ofreciendo créditos de estas características.
Pero claro está, si no eres clientes mejor será que vayas descartando este
modelo y acudas a otras alternativas.
En
otros casos, las limitaciones procederán de una mayor vinculación con tu
entidad. Para ello, deberás contratar uno
o varios seguros (hogar y vida, principalmente) para acceder a esta fuente
de financiación. Te supondrá unos gastos adicionales con los que no contabas
inicialmente, incluso puede que no necesites las pólizas, o sencillamente ya
las tengas suscritas con tu aseguradora de toda la vida. En cualquier caso,
será un gasto ajeno a la financiación, que implicará que pagues una cuota anual
durante muchos años, a veces de forma innecesaria.
Aporta cualquier fuente de ingresos
Tampoco
será sencillo el proceso de suscribir una vía de financiación si no has
conseguido fidelizarte más con tu entidad. El banco o plataforma financiera
querrá asegurarse que le vas a devolver el dinero, algo normal, al no tratarse
de organizaciones sin ánimo de lucro. Y si bien te admiten que no aportes tu
nómina, desearán conocer la procedencia
de tus ingresos (autónomo, trabajador eventual, prestación por desempleo, rentista,
e incluso si eres receptor de una herencia). Si no cuentas con unos
ingresos regulares te será más difícil que acepten tu solicitud.
Como
puedes ir comprobando, no será tan fácil como pensabas al principio, ya que
requerirá de alguna exigencia por parte de los emisores de estos productos.
Como consecuencia de ello, y llegados a un punto, en donde has encontrado un
préstamo que satisfaga tus necesidades, sin que te exijan vinculaciones
adicionales o ingresos regulares, quedarán otros recursos que empleen los
prestamistas para proporcionarte el importe demandado. Pero mucho cuidado con
ellos, porque seguramente estén confeccionados
bajo una comisión de apertura excesivamente alta, que se moverá entre el 3% y
4%. Además deberás abonarla al principio del proceso, y en cierta forma
ejerciendo la función de aval.
Continuando
con estos requerimientos por parte de los prestamistas, llegará otro nivel de
exigencias en que probablemente estén involucrados menos usuario. Se refiere a
que comprobarán que no tienes deudas con otros entidades financieras, y a
través de las listas de morosas (RAI, ASNEF…) podrán comprobarlo de manera
objetiva. Para ello deberás estar al corriente
de los pagos con los principales servicios domésticos (luz, agua, gas,
telefonía, etc.). Porque de no ser así, igualmente te denegarán la
solicitud por moroso.
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