Esta
clase de valores en la renta variable son claramente identificables al tratarse
de pequeñas compañías que cotizan en los mercados bursátiles, y que cuentan con tan poca liquidez que les
hacen ser objetivos de los especuladores, pero también de los intermediarios
financieros que influyen decisivamente en la cotización de sus precios.
Precisamente esta característica tan marcada es la que propicia que su
evolución sea tan explosiva en los mercados bursátiles. Con una volatilidad en
sus precios por encima de lo habitual, y en donde tan pronto pueden
revalorizarse un 15%, como caer drásticamente, incluso por encima de este
porcentaje.
Son
unos valores que hacen las delicias de los inversores más agresivos, que pueden
abrir y cerrar operaciones en una misma sesión bursátil, debido a que las diferencias en sus precios de
cotización pueden llegar hasta el 30%, para que de esta forma puedan
recoger en sus cuentas las plusvalías acumuladas, con porcentajes muy
contundentes. Pero, por el contrario, es un riesgo que conllevan los
ahorradores más conservadores, que raramente se inclinan por esta clase de
inversión, con la inseguridad que les generan, al poder acumular pérdidas muy
llamativas en pocas sesiones bursátiles.
Problemas que plantea su contratación
El
éxito de estas empresas entre los ahorradores reside en la posibilidad de
revalorizarse rápidamente, para que de esta forma cierren sus operaciones antes
de lo habitual. Están destinadas al
corto plazo, y nunca deben dirigirse a permanencias más amplias ya que los
efectos en sus precios pueden ser demoledores si no se controlan regularmente.
De esta manera, los inversores que abran posiciones en alguno de sus valores
deben presentar un seguimiento puntual y disciplinado en sus cotizaciones,
controlando sus precios para evitar que cualquier negligencia por su parte
origine más de un problema difícil de solventar.
La
selección de estos valores afecta a todos los sectores bursátiles, unos más que
otros, y en donde las empresas tecnológicas, nuevos negocios o de servicios son
las más propensas para integrarse en este singular grupo bursátil. Que por otra
parte, e históricamente, presenta varios ejemplos sobre el peligro de invertir
en ellas. Terra, La Seda de Barcelona, Gowex, Sniace y un sinfín de empresa son
algunas de ellas, y que propiciaron en un momento determinado que muchos inversores se convirtieran en
millonarios, pero también arruinaron a otros.
Es
por todo ello, que los amantes del riesgo en la renta variable que quieran
decantarse por esta alternativa tan arriesgada deberán hacerlo con la máxima
precaución. ¿Cómo? Muy sencillo, con
mínimas aportaciones de capital (no
más del 10% de su patrimonio disponible para la inversión), y con un
seguimiento exhaustivo en la evolución de sus precios. Si no es así, correrán
un serio riesgo de perder buena parte de su inversión, y en poco tiempo.
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