La
proliferación de créditos rápidos, de pequeña cuantía, por parte de las
plataformas financieras, e incluso desde alguna entidad financiera online, ha
incidido en que cada vez sea mayor el número de usuarios que sienten la
necesidad de contratarlos. Pero, ¿realmente te es beneficioso firmar esta
operación?, o lo que es más importante, ¿en
qué situaciones deberás solicitarlos? Despejadas estas dudas, seguramente tu
posición como cliente saldrá reforzada al despejarse las verdaderas necesidades
de financiación que tienes, y bajo qué condiciones podrás realizarlas.
No
es preciso que te veas obligado a suscribir alguno de estos préstamos. Ni tan
siquiera a que los priorices por delante de otras vías de financiación más
convencionales. Se trata de generar las
mejores oportunidades a cada situación, y a optimizarla en función de los
muchos productos habilitados para satisfacer tu demanda. Variará en función del
perfil que acredites, y de los apuros económicos que se vayan generando en tu
vida diaria, que no siempre serán los mismos.
En
cualquier caso, siempre habrá algún contexto personal en donde será más oportuno
que optes por los canales para la financiación que te ofrecen las plataformas
financieras. Y que contrarresten los
tipos de interés más exigentes que aplican a sus productos. No en vano, se
mueven en una franja que oscila normalmente entre el 20% y 30%, y por encima de
los márgenes ofrecidos por las entidades bancarias. Ante la urgencia para dotarte
de liquidez rápidamente, teniendo cerradas otras vías de negociación, puede que
merezca la pena contratarlos.
Para
ayudarte a conseguir este objetivo, no tendrás más remedio que asumir una serie
de consejos muy útiles, que te favorecerán para determinar cuáles son los momentos
más adecuados para formalizar la operación. Pueden sacarte de más de un apuro,
en un momento puntual, para afrontar ciertos gastos. Seguramente estarás
identificado en algunos de los siguientes escenarios que se plantean en esta
información.
Primero: el banco te deniega la solicitud
Suele ser una situación, que con alguna
que otra frecuencia, suelen sufrir los usuarios por diferentes motivos: no cumplen con los requisitos, sus ingresos
son insuficientes, la fidelización con su banco es mínima, o sencillamente no
tienen domiciliada su nómina. También puede deberse a motivos estructurales
del propio banco, al no comercializar préstamos de tan baja cuantía. Hay que
recordar que éstos conllevan un importe mínimo, en buena parte de sus propuestas,
a partir de 1.000 euros.
Segundo: necesitas dinero urgentemente
En este entorno deberás buscar un proceso ágil y rápido que
te permita disponer de la cantidad solicitada en el menor espacio de tiempo
posible, en no más de veinticuatro horas. Probablemente que a través de los
créditos bancarios el proceso se dilatará, y como alternativa no tendrás mejor
receta que acudir a alguna de las plataformas financieras que te lo concederán
casi al instante. Su gestión se acortará notablemente y lo dispondrás en tu
cuenta corriente hasta en el mismo día desde su solicitud. Te servirá para
afrontar los pagos más apremiantes: recibo del alquiler de tu casa, facturas
domésticas (agua, luz, gas…), e incluso deudas ante terceros.
Tercero: has agotado otras vías de financiación
Si no quieres endeudarte excesivamente,
sería aconsejable que buscases otras opciones más beneficiosas para tus
intereses personales. Bien a través de préstamos entre familiares y amigos, más
ventajosos para ahorrarte gastos, y que se rigen bajo parámetros de mayor
flexibilidad. O incluso por medio de los préstamos entre particulares, los
popularmente conocidos como P2P, que te servirán para salir del apuro económico.
Se basan en una estrategia bien sencilla:
personas con ahorros dan financiación a otras que la necesitan. Los
primeros se benefician de atractivos retornos, y los segundos de intereses más
bajos. Aunque su principal inconveniente es que su proceso puede dilatarse más
de lo habitual.
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