Unas de las prestaciones, en las tarjetas de crédito, más
valoradas por los usuarios es el aplazamiento de sus pagos. Presentan formatos para
todos los gustos y perfiles de clientes: semanal, mensual, trimestralmente o
incluso un año entero. Están diseñadas bajo unas condiciones abiertas a todas
las demandas, desde aquellas que se presentan sin intereses a otras en las que si aplican estos gastos, y que
normalmente se pagarán a través de cuotas mensuales.
En cualquier caso, se trata de un medio de pago que
cuenta con una gran flexibilidad en sus planteamientos, por el que puede fraccionarse cualquier compra a
partir de 100 euros y escoger el número de plazos a pagar, entre 1, 3, 6 o
12 meses. A cambio suelen cobrar una única comisión en el primer abono, que
oscila entre el 2% y 5%, en función de los meses acordados para amortizar esta
pequeña vía de financiación.
La utilidad de estos “plásticos” se deja notar
especialmente en las visitas a centros comerciales, donde sirven para realizar todas
las compras sin tener que pagar a débito, sino en diferido para permitir una mayor
flexibilidad en estos procesos. No obstante, cuentan con el inconveniente, en
algunas tarjetas, de asumir unos gastos
por su interés, que oscilan entre el 10% y 15%, y que pueden incidir en un
incremento en el nivel de endeudamiento de sus titulares. Y a lo que se añade
las posibles comisiones por su gestión y cuya cantidad dependerá del modelo y
plazo seleccionado.
Son aptas para momentos puntuales en que la falta de
liquidez se constituye en un problema que impide que los usuarios asuman ciertos
gastos, y también para afrontar los imprevistos o situaciones de necesidad en
sus relaciones con el consumo. Por todo ello, la mayoría de entidades bancarias
han elaborado una amplia gama de tarjetas de crédito que cumplen con estos
objetivos, y en donde los clientes solamente deberán decantarse por aquellas
que mejor se adapten a sus características personales.
Compras sin intereses, con aplazamientos de 1 a 12 meses
De entre todas las tarjetas de
crédito, sin duda, las más satisfactorias para los usuarios son las que
permiten el aplazamiento de los pagos
sin ningún tipo de interés. Pero también son las más difíciles de detectar en
la actual oferta bancaria, ya que son menores los diseños que cumplen con este
requisito.
BBVA es una de las entidades que
se ha decantado por este formato, al incluir en su oferta la tarjeta “Después”,
que ofrece la posibilidad de pagar todas sus compras a fin de mes sin
intereses. Manejando estos plazos también está disponible la “Visa Classic” que
comercializa Banca Ceiss, que dispone de un límite de crédito mensual, que
podrá abonarse a primeros del mes siguiente sin ningún recargo.
Para plazos más elevados, Banco
Sabadell es el encargado de comercializar la “Tarjeta Sin”, que demora los
pagos de las compras en 3 meses, para importes entre 50 y 3.000 euros. Cuenta,
por otra parte, con una única comisión por gastos de gestión de 2,50 euros. La
tarjeta “Pago Fácil” es la propuesta de Bankia para quienes deseen aplazarlas
en 3 meses, sin intereses. Con una ampliación mayor se ha confeccionado la
tarjeta “Punto Oro” del Banco Popular, que admite una demora de hasta 6 meses
para formalizar estas operaciones, sin que incorpore interés alguno a su
“plástico”. Dispone de un límite de crédito a partir de 600 euros.
Pero si se trata de obtener una
financiación inmediata en los comercios adheridos a un sistema de fidelización
la respuesta está en la iniciativa de Unicaja, que ha habilitado un plan de
consumo a sus clientes. De esta manera, éstos aplazarán sus compras en un plazo
máximo de 12 meses, con varias posibilidades para financiarlas, y que al igual
que en otros medios de pago de similares características, sin que tengan que afrontar
ningún desembolso económico por sus intereses.
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