La
inversión en oro es una alternativa que dispones para rentabilizar tu
patrimonio personal. No es ni mejor ni peor que las basadas en otros activos
financieros, sino que dependerá del momento, de cómo evolucione el precio del
metal amarillo. Hasta hace pocos años era
considerado un valor refugio en momentos de gran incertidumbre económica.
Pero este escenario ha cambiado sustancialmente ante la aparición de nuevos
productos financieros que cumplen con esta función.
Si
bien casi todo el mundo habla de esta inversión, no todos conocen como
introducirse en este mercado financiero. Se puede hacer a través de compras físicas, bien en lingotes, o en
joyería. Pero si quieres dotar a la operación de un marcado sesgo inversor,
será mejor que te decantes por los productos financieros de toda la vida
(fondos de inversión, ETF, o incluso comprando acciones de las principales
compañías vinculadas al metal).
Y
si eres un inversor defensivo, que no te atreves a dar el salto definitivo
hacia estos mercados alternativos tan agresivos, no te preocupes, ya que
dispones también de algunos depósitos
que están vinculados a este activo financiero, y cuya rentabilidad crece si
la cotización de sus precios cumple con los objetivos marcados.
Si
en los próximos meses, tu decisión va por este camino, lo primero que deberás
hacer es diagnosticar tus verdaderas necesidades para mejorar tu patrimonio, y
sobre todo, cuánto dinero vas a destinar a la operación. En función de estas
variables podrás invertir tu dinero en el producto más apropiado en cada caso.
Puede
que no conozcas como operar en los mercados financieros, y en cuyo caso lo más
aconsejable será que te pongas en manos
de un experto profesional que ayude a canalizar tus inversiones.
Seguramente a través de tu banco consigas este servicio, y de una forma
totalmente gratuita, en donde el único requisito será ser cliente de la
entidad.
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