Seguramente
hayas escuchado los que son las tarjetas virtuales, pero no sepas en toda su
exactitud cómo funcionan, y de qué forma las puedes utilizarlas en tus
operaciones más habituales. No son “plásticos” ni mejores ni peores que otros,
sino que cumplen con algunas de tus
expectativas como consumidor. En cualquier caso, es un producto que está
presente en la oferta actual de los bancos. Banco Sabadell, Unicaja, BBVA,
Evobanco y Bankinter son algunas de las entidades que se han decantado por
proporcionarte este medio de pago.
Las
tarjetas virtuales, para empezar, son gratuitas y no conllevan gastos por
comisiones o gestión administrativa, ni tampoco ninguna cuota mensual por su
utilización. Te permiten realizar pagos
por internet, pero sin desvelar los datos de tu tarjeta real. Puedes
comprarte artículos de moda, reservar el último modelo de móvil, o
sencillamente hacerte con una entrada online
para algún espectáculo al que desees asistir. Y esto es así, porque el dinero
no se retira de tu cuenta hasta que formalices la operación. Tan solo te
requerirán el “plástico” real, el importe de la operación y su plazo de
validez. Un proceso muy parecido, por otro lado, al que contemplan los medios
de pago con formatos más convencionales, pero con la diferencia en este caso
que es virtual.
También
se caracterizan, porque cuando decidas suscribirla, no te entregarán ninguna tarjeta física (como ocurre en las de
crédito o débito), sino que por el contrario, te facilitarán su número, CVV
(código de seguridad), y por supuesto, la fecha de caducidad. En este preciso
instante la tendrás operativa para utilizarla en cuantas compras online desees, sin limitaciones y
siempre que haya fondos suficientes en tu tarjeta real para responder de las
operaciones. Porque, en efecto, en este particularidad se asemeja a los
“plásticos” prepago.
Todos los servicios que te presta este
medio de pago
Si
bien su finalidad son las compras por Internet (incluso por vía telefónica),
tiene otras aplicaciones que son convenientes que tengas en cuenta por si
finalmente te decantes por alguna de estas tarjetas no físicas. Y que partirán
de una serie de características que solamente estos “plásticos” tan especiales
presentan en todos sus modelos.
Ahorras dinero: no disponen de ninguna clase de gasto, solamente el
que pagues por tus compras; ni de alta, ni por servicio, y ni tan siquiera por
su anulación.
Más protección: si lo que buscas es dotarte de mayor seguridad
seguramente hayas acertado en su elección, ya que cada vez que las utilices
mantendrás el anonimato de tu tarjeta real ante los pagos. El motivo es bien
sencillo, los datos que navegarán por la red serán exclusivamente los de tu
“plástico” virtual.
Flexibilidad en las compras: su aceptación te generará disponer de tantas
tarjetas como compras realices, sin limitaciones, y por un importe distinto que
se adaptará a los pagos de cada una de tus operaciones.
Consumidores online: están
especialmente indicadas si este es tu perfil, en los que predominan las compras
por la red (regalos, caprichos personales, reservas de productos turísticos…),
protegiéndote además de posibles invasiones de tu intimidad, o por la poca
confianza que generan algunos sitios digitales.
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