La
inversión en oro es una alternativa que dispones para rentabilizar tu
patrimonio personal. No es ni mejor ni peor que las basadas en otros activos
financieros, sino que dependerá del momento, de cómo evolucione el precio del metal
amarillo. Hasta hace pocos años era
considerado un valor refugio en momentos de gran incertidumbre económica.
Pero este escenario ha cambiado sustancialmente ante la aparición de nuevos
productos financieros que cumplen con esta función.
Si
bien casi todo el mundo habla de esta inversión, no todos conocen como
introducirse en este mercado financiero. Se puede hacer a través de compras físicas, bien en lingotes, o en
joyería. Pero si quieres dotar a la operación de un marcado sesgo inversor,
será mejor que te decantes por los productos financieros de toda la vida (fondos
de inversión, ETF, o incluso comprando acciones de las principales compañías vinculadas
al metal).
Y
si eres un inversor defensivo, que no te atreves a dar el salto definitivo hacia
estos mercados alternativos tan agresivos, no te preocupes, ya que dispones también
de algunos depósitos que están
vinculados a este activo financiero, y cuya rentabilidad crece si la
cotización de sus precios cumple con los objetivos marcados.
Si
en los próximos meses, tu decisión va por este camino, lo primero que deberás hacer
es diagnosticar tus verdaderas necesidades para mejorar tu patrimonio, y sobre
todo, cuánto dinero vas a destinar a la operación. En función de estas
variables podrás invertir tu dinero en el producto más apropiado en cada caso.
Puede
que no conozcas como operar en los mercados financieros, y en cuyo caso lo más
aconsejable será que te pongas en manos
de un experto profesional que ayude a canalizar tus inversiones.
Seguramente a través de tu banco consigas este servicio, y de una forma
totalmente gratuita, en donde el único requisito será ser cliente de la entidad.
Compra oro físico, sin intermediarios
financieros
Afortunadamente
los inversores ya no están limitados a la compra física del metal amarillo,
sino que se les han abierto nuevas vías para negociar. Se han desarrollado
nuevos productos que contemplan todo tipo de activos financieros, y como no
podía ser de otra forma, el oro es uno de ellos. Si estás decidido a emplear
esta estrategia de inversión, no te faltarán oportunidades para centrarte en este
metal precioso, y entre las que destacan las siguientes:
Mercados financieros: el oro se cotizan en las principales plazas
financieras del mundo (Nueva York y Londres, principalmente). Y de una forma
exactamente igual a las cotizaciones de las acciones bursátiles. No obstante,
con un problema, y es que estos mercados operan en dólares, y tendrás que hacer un cambio de divisa que
te supondrá un gasto adicional en la operación. Son mercados muy volátiles
y no aptos para todos los inversores, que necesitarán de un cierto aprendizaje
para operar con ellos, especialmente si no hay una tendencia definida en sus
precios.
Compras físicas: si se cumple la premisa que el oro siempre se
revaloriza a largo plazo, una opción que tienes es comprarlo directamente.
¿Cómo? Adquiriendo lingotes en compañías
especializadas. Tendrás la ventaja que podrás formalizar la operación desde
poco más de 500 euros. La joyería sería otra alternativa para cumplir con tus
objetivos, a través de cualquiera de sus artículos, y que en un momento dado
podrás vender, normalmente a un precio superior al de la compra. Si eres
aficionado a la numismática, igual, se ensancharan tus fuentes de inversión por
medio de monedas de oro.
Puedes invertir a través de los canales financieros
tradicionales
Fondos de inversión: algunos de estos productos desarrollan su cartera
invirtiendo en los mercados de oro, o de forma más mayoritaria, en empresas que guardan relación con este metal
(productores, comercializadores, etc.). Es la manera más práctica para negociarlos,
ya que en la mayoría de los casos, la inversión está protegida con la inclusión
de otros activos financieros, que puede proceder de la renta fija o variable.
ETF: se conforma como una estrategia similar a la anterior, pero en este
caso apostando directamente sobre los mercados en que cotiza el metal. Y que
incluso puede replicar su cotización, también
de forma inversa (cuando bajan sus precios). Requiere de un profundo conocimiento
de los mercados, ya que si bien las plusvalías pueden ser muy interesantes, no
menos cierto es que puedes perder mucho dinero si la tendencia del mercado no
acompaña.
Bolsa: como último recurso, siempre tendrás la oportunidad de destinar tus
ahorros a los mercados bursátiles, en donde cotizan las compañías
multinacionales que tienen una relación directa en el proceso de
comercialización del dorado metal. Solamente tendrás un problema, tendrás que dirigirte a las bolsas norteamericana e
inglesa para formalizar las operaciones. Ya que en España no hay ninguna empresa
cotizada que se dedique a esta actividad.
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