La pensión media de jubilación en
España ascendió a 1.057 euros durante 2016, lo que representa un incremento del
2,07 % con respecto al pasado ejercicio. Su cuantía media que abarca las distintas
clases (jubilación, incapacidad permanente, viudedad y orfandad), alcanzó los 915
euros, con un apreciación interanual del 1,95 %. Pero ante la
posibilidad de que el sistema público de pensiones no sea totalmente sostenible
durante los próximos años, son cada vez más las voces autorizadas que aconsejan
contar con algún modelo alternativo de ahorro que complemente la jubilación. En
cualquier caso, servirá también para que el poder adquisitivo durante la etapa
de la jubilación se incremente. Sin verse limitados a los devengos públicos o ante
la preocupación de reducirse la pensión durarrrrnte los próximos años.
Complemento a la pensión
La estrategia
más eficaz para conseguir estos objetivos consiste en ir acumulando un capital
todos los meses para complementar la pensión en esta etapa de la vida. No están
limitados a un solo formato, sino que pueden elegirse entre diferentes
opciones, en función del perfil que presente el ahorrador. En todos los casos,
se caracterizan porque a medida que antes se suscriban e impulsen las
aportaciones económicas, será mucho mejor para los intereses de los nuevos
jubilados. Porque dispondrán de una renta complementaria más potente cuando
dejen su actividad profesional.
Porque en
efecto, tendrás más dinero en su cuenta corriente a partir de su retiro forzoso.
Por ejemplo, si empiezan a ahorrar 2.000 euros anuales desde los 40 años, se
habrá acumulado un capital en torno a 50.000 euros cuando cumplan 67 años. La
ventaja que tiene este sistema de aprovisionamiento reside en que generalmente es
el propio interesado quien selecciona la cuota que irá destinada a esta
finalidad. En dependencia de sus ingresos, situación familiar y capacidad de
ahorro. Como consecuencia de estas variables, podrá ampliar o disminuir el
capital libremente para satisfacer sus necesidades.
Programas para asegurar el futuro
Son varios los
formatos que complementan el sistema privado para la jubilación, aunque desde
diferentes planteamientos financieros. En donde el tratamiento fiscal será uno
de los elementos más relevantes para decantarse por uno u otro. A pesar de la
creencia general, no todos los productos financieros garantizan una
rentabilidad fija, ya que incluso puede generarse minusvalías si la evolución
de los mercados no es la correcta. Para que esta situación no ocurra, se han
diseñado una serie de productos que aportan un rendimiento garantizado. Aunque
con retornos sobre los ahorros no excesivamente espectaculares que raramente
exceden de niveles del 3 %.
Desde este
escenario, los trabajadores que piensen en su futuro disponen de una amplia
lista de productos que conformarán su complemento a la pensión. Programas
de previsión asegurados, planes individuales de ahorro sistemático, seguros de
ahorro o incluso fondos de inversión sirven para contar con una bolsa ahorro
más satisfacer este requerimiento social. En principio, ninguno es mejor o peor
que otros, sino que dependerán de las necesidades de los ahorradores.
Planes de pensiones: el más clásico de todos
Siempre se
puede ahorrar de forma individual para llegar a esta situación. Pero con un
grave inconveniente como es la pérdida de valor del precio del dinero con el
paso de los años. Como consecuencia de los efectos de la inflación, que durante
el mes de enero se ha elevado hasta el 3 % a causa del encarecimiento en los
precios de la luz y la gasolina. La repercusión más importante sobre los
ahorros es que perderían poder adquisitivo cuando se utilizasen.
Desde esta
perspectiva, la mejor solución pasa por la contratación de un modelo de ahorro que
dote de liquidez a los jubilados. Uno de los preferidos por buena parte de la
población son los planes de pensiones. Su principal aportación reside en que las
aportaciones están sujetas a desgravaciones en la declaración de la renta.
Además, contempla diferentes para recuperar el dinero: como capital, renta
vitalicia o combinando ambas opciones.
Se trata de un
producto muy flexible que permite seleccionar el tipo de inversión. En renta
variable, fija o incluso desde planteamientos alternativos. Sin asegurar rentabilidad
alguna ya que depende de las variaciones de los mercados financieros. También
afecta a las aportaciones ya que propicia mayor libertad para elegir su cuantía.
Hasta el punto de posibilitar que algún año no se formalice ningún pago, como
consecuencia de la dificultad económica de las familias.
Planes de ahorro sistemáticos o seguros de ahorro
Otra solución
está representada por los planes individuales de ahorro sistemático. Más
conocidos como PIAS y que se constituyen en un modelo que combina los planes de
pensiones y los seguros. Se trata de un sistema de ahorro a medio y largo plazo
que se basa en asegurarse una renta vitalicia, mientras se pagan las primas
todos los años para ir acumulando un capital que sirva de complemento a la
pensión pública. Si se percibe como renta vitalicia, está apoyado fiscalmente
porque estará exento de tributación. Siempre que hayan trascurrido diez años
desde la primera aportación. De todas formas, permite que pueda rescatarse en
cualquier momento, tanto en operaciones parciales como totales.
Los seguros de ahorro es una
concepción para llegar a la jubilación en mejores condiciones económicas. Bajo
una mayor flexibilidad en su gestión que se materializa en generar un
rendimiento garantizado por medio de una rentabilidad a plazo fijo, en torno al
2,50 %. A través de aportaciones más asequibles que otros productos de
similares características. Desde las que se impulsa una bolsa de ahorro más
potente si se realizan con cierta anticipación.
Por otra parte, no tributan hasta que se
recupera el dinero. Con la opción de rescatarlo en cualquier momento y
situación, sin ninguna clase de penalización.
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